martes, 20 de octubre de 2015

1x12: El pasado te condena

Antonio e Ignacio acordaron juntarse en un bar en pleno centro de la capital, a unas cuadras del departamento del profesor de educación física. El primero en llegar fue el estudiante de periodismo, quién le pidió al mozo una cerveza de litro bien helada con dos vasos. A los minutos, aparece Ignacio, quién se sienta al frente y, en silencio, toma un vaso y lo llena hasta el tope
I04: permiso, pero necesito esto urgente (se toma la cerveza al seco)
A03: (resignado) adelante, dale no más
I04: (limpiándose la boca con la manga) ha sido un día demasiado pesado
A03: (llenando su vaso y tomando lentamente de él) se me vino mi pasado encima en dos horas. No sé en qué mierda me vine a meter
I04: (calmándolo) pero ya estamos en esto, y hay que llegar hasta el final. Sabes que la otra opción es…
A03: (lo interrumpe) …entregarme, pero eso implicaría que los lleven a ustedes, y le tengo miedo a esta gente.
I04: por lo mismo, tenemos que seguir adelante en la misión. Hay algo muy grave atrás, y tenemos que descubrirlo
A03: pero todo ha sido tan complejo, además lo que viví recién me recordó cosas que no tengo ganas de revivir.
I04: (intrigado) ¿y por qué?
A03: (se toma un trago largo de cerveza y empieza a hablar pausado) hay algo que no sabes de mí, sólo Martín y mi familia lo saben… y, bueno, los que sospechan de mí ya deben haber averiguado esto.
I04: (metido) ¿pero qué? Cuéntame, si estamos en confianza.
A03: (complicado, tragando saliva) es muy complicado, sobre todo con lo que estamos viviendo ahora (levanta el brazo y le pide una cerveza) ¿me puede traer otra por favor?
I04: pero cuéntame qué ocurre
A03: (le cuesta hablar) no sé si sabes lo que ocurrió con tus amigos conscriptos
I04: (afectado) sí, uno recibió un disparo en el hombro, y el otro murió al hacer explotar el bus cargado.
A03: sí, fue demasiado fuerte verlo ensangrentado, tirado en el piso, luego de la explosión. La onda expansiva lo lanzó un par de metros del bus. Y ver al otro conscripto, herido por su camarada, intentando impedir que toda esta mierda ocurriera.
I04: temo por la integridad física de Araneda
A03: (se agarra la cabeza) yo temo lo mismo, si fueron capaces de hacer explotar tres buses y un vagón de metro, además de raptar a un oficial de su propia institución, a un simple recluta lo van a hacer bolsa
I04: espero que esto quede como un “confuso incidente” no más
A03: (agacha la cabeza) yo le presté los primeros auxilios a Araneda, con un torniquete logré parar la sangre, hasta que llegó la ambulancia. Espero que esté bien.
I04: (reacciona) ¿tú lo ayudaste? ¿no ves que así lo pusiste más en riesgo aún?
A03: no pensé, fue mi instinto. Sentí el balazo, entré a mirar, y fue lo primero que atiné. Me siento culpable por todo esto
I04: (lo tranquiliza, palmoteándole la espalda) no tienes la culpa
A03: (se pone a llorar) yo los metí en todo esto. Yo los estoy arriesgando, ya está muerto Rafael, vaya a saber dónde, y ahora un conscripto muerto y el otro grave.
I04: no es tu culpa, ninguno de nosotros sabía dónde va a terminar todo esto
A03: no quiero seguir poniendo a la gente cercana en peligro. Estos tipos son capaces de esto, y mucho más, y si no me han pillado, es pura suerte
I04: ¿cómo sabes esto?
A03: yo conozco a estos personajes, los conozco demasiado bien, y por eso va a ser cosa de tiempo que me pillen. Saben bien quién soy yo y mi historia
I04: (aún metido) ¿pero qué hiciste de malo?
A03: (vuelve a tomarse el último concho de cerveza del vaso y agacha la cabeza) fui cadete de la Escuela Militar un par de años
I04: (sorprendido) ¿y qué tiene de ma… oh wait (empieza a pensar) o sea, no tiene nada de malo, salvo que, estos tipos ya te tienen la foto sacada
A03: (golpea su cabeza con el mesón del bar) por lo mismo, saben quién soy, de donde vengo, con quién vivo, quienes son mis padres y mis amigos. Por eso dieron rápido con Rafael y mi entrada al metro. Siento que cada día van a estar más cerca de atraparme, y van a tratar de dar con mis cercanos…
I04: (lo interrumpe) ¿pero hiciste algo muy grave?
A03: sólo saber las cosas que no debería saber. ¿Por qué mierda salí tan intruso?
I04: la curiosidad mató al gato, pero por la curiosidad de alguien está todo lo que nos rodea hoy, así que no te lamentes por eso.
A03: (iba a pedir otra cerveza, pero Ignacio le baja el brazo) necesito tomar y borrarme un rato
I04: (cortante) ¡NO! (llama al mozo) la cuenta, por favor (a Antonio) mira, nos vamos a ir al departamento un rato, y me vas a contar todo lo que pasó hoy. Además, tenemos que estar atento a las instrucciones de Martín. No por un miedo tuyo, que puede ser real, vamos a mandar todo esto a la mierda
A03: (lamentándose) todo es mi culpa, toda esta huevá es mi culpa
I04: (algo cansado) ya, para de dar jugo, si querís pasamos por ahí a comprar unas cervezas y en la casa te borrai. No quiero andar arrastrando borrachos por ahí, y alcohólico, serás un blanco fácil para los otros.
Ignacio saca su billetera, paga las cervezas y empieza a tironear a Antonio, para sacarlo del lugar.
I04: (tratando de llevarlo) necesitas descansar y desahogarte. Además, eso nos puede servir de algo
Al final, Antonio acepta a regañadientes ir con Ignacio. En el camino, pasan por una botillería y compran un six pack de cervezas y algo para comer. Luego de unas cuadras, llegan al departamento de Ignacio, donde se instalan y Antonio, lo primero que hace, es ponerse a llorar
I04: (abre el sixpack y un paquete de galletas, ofreciéndole a Antonio) ya, toma y habla. Te hará bien
A03: (sollozando) es que vi al conscripto ahí, herido, disparado por su camarada y me vi a mí mismo
I04: (tratando de calmarlo) entiendo Toño, pero explícame desde el inicio, ¿fuiste militar?
A03: sí, cuando salí del colegio. Cuando chico me llamaba la atención todo eso, me gustaban las películas de guerra pero, con familia de izquierda, que cualquier cosa con uniforme les causaba urticaria, eso era tema prohibido
I04: ¿y cómo lo hiciste?
A03: postulé para callado, logré pagarme los exámenes trabajando como empaquetador en un supermercado, pero al final igual mis viejos se enteraron. Como cacharon que no quería estudiar nada en la universidad, terminaron aceptando, pero a tirones.
I04: ¿y qué pasó después?
A03: me fue bien en el proceso de postulación, hasta obtuve una beca, con eso mis viejos no me hicieron tanto show, y entré. Entré y traté de adaptarme, pero parece que soy muy parao en la hilacha, además, soy intruso y vi demasiadas cosas que no me gustaron
I04: ¿Cómo qué cosas?
A03: mira, desde chico que tengo la costumbre de ver algo injusto, o algo que no me parece, y lo digo. No me gusta ver cuando a la gente se la están cagando, o hacen cosas turbias. No va conmigo
I04: ¿cuánto tiempo aguantaste?
A03: un poco menos de un año. Pero, en ese año, me hicieron mierda. Más encima, como a mis viejos nunca les gustó, tuve problemas económicos. Estaba becado, pero para la mantención interna, uniformes, insumos, y cosas para las campañas o las ceremonias, cualquier problema con la plata. Y no era porque les faltara, sino porque como no les gustaba, era su manera de desquitarse conmigo.
I04: qué mal
A03: siempre quisieron tener un hijo abogado, y claro, cacharon que yo era inteligente y todo, por eso les cayó como patada en la guata que entrara al Ejército, y, como adentro empecé a tener problemas también, se juntó todo y colapsé
I04: ¿y qué cosas raras viste?
A03: abusos de poder, mucho pituto. Yo entré por mérito, pero para ser hijo de gente común y corriente, lo mío fue una rareza. Mucho hijo de general, coronel y pez gordo con hartas estrellas, y que le perdonan todas las cagás. Yo preguntaba algo más de la cuenta, o levantaba un poco la voz, y me hacían bolsa.
I04: nunca me ha gustado todo ese ambiente por lo mismo, creo que se lo dije a Silva y Araneda en su momento.
A03: yo era súper capaz, estaba bien evaluado, pero no sé por qué, pero siempre me hicieron sentir que era una mierda, y que podría ser más útil afuera
I04: (pensativo) heavy todo, ¿pero entraste porque te gustaba o por llevarle la contra a tus viejos?
A03: entré porque me gustaba. Y porque aún me gusta, pero cuando adentro te hacen sentir solo, y tu familia no te respalda, no tienes de quién o de qué agarrarte y terminas colapsando. Preferí salir antes de eso.
I04: ¿y es tan dura la vida adentro?
A03: si estás acostumbrado a ser al lote, a que no te pongan reglas, obvio que te va a costar. Yo era tranquilo, no me metía en tonteras, pero igual siempre, pero siempre, terminaba sobresaliendo y, paf!, problemas, sanciones, forros. Una tras otra, y como suelo reaccionar cada vez que me siento perjudicado, allá no tienes derecho a pataleo. O haces caso o haces caso.
I04: ¿eras rebelde?
A03: no, un poco chúcaro no más, pero lo normal de la edad no más. Si la vida no es tan dura, pero si no te adaptas, cagaste.
I04: me imagino
A03: el trabajo de ellos es hacerte mierda, para endurecerte y forjarte de cero, pero claro, debes tener el apoyo familiar atrás. De lunes a viernes te sacan la cresta, y el fin de semana, en tu tiempo libre deberías descansar, pero yo no paraba. De lunes a domingo andaba estresado. Si no era en la escuela, era en la casa.
I04: complicado… y si te dieran la oportunidad de volver, ¿lo harías?
A03: ahora sería mucho más útil estando adentro que acá.
I04: ¿pero por qué entraste exactamente?
A03: entré porque me gusta ayudar a otros, sentirme útil, el hacer el país cada día más grande y mejor, porque me gusta la disciplina y el trabajo en equipo
I04: ¿patriota?
A03: más que la cresta, pero no engrupido ni nada de eso.
I04: (lo anima) entonces, usemos esa mente para desbaratar a estos hueones. No podemos dejar que nos metan miedo ni le metan miedo a la gente. Y eso va a ser mejor que cualquier medalla o premiación.
A03: (se seca las lágrimas) tienes razón
I04: si eres patriota y todo eso, tu país te necesita. No nos van a ganar. Tendrán los recursos y el poder, nosotros tenemos la “chispeza” y la creatividad.
A03: además de la información. La gracia en este tipo de casos no es tener mucha información, sino saber utilizarla.
Estaban en eso, cuando Martín llama a Ignacio a su celular
M01: (al teléfono) aló, ¿Ignacio?
I04: ¿qué pasó Martín?
M01: (preocupado) ¿Antonio está contigo?
I04: sí, algo arriba de la pelota, pero está bien el cadete
M01: (pasando por alto ese comentario) necesito que se vengan urgente a mi oficina: tengo noticias, y tenemos que ver qué hacemos con esto
I04: pero Antonio no está en condiciones de salir, le entró agua al bote. Aún está afectado por lo de hoy
M01: da lo mismo, necesito que estén acá. Daniela los pasará a buscar en 10 minutos (corta)
I04: (aún al teléfono) pero, pero… (a Antonio) ya comando, enchúfate (empieza a pegarle cachetadas en la cara) que Martín nos necesita
A03: (con la lengua traposa) ¿y para qué nos quiere ese hueón?
I04: no sé, pero nos vienen a buscar en un rato más. Así que anda a lavarte la cara, que tenemos que estar enteros
A03: (empieza el show) me da paja
I04: (lo agarra del brazo y se lo lleva al baño) ven, sin quejarse soldado
A03: (borracho) nah, no me recordís esa weá, a su orden mi teniente
I04: (abre la ducha y le pone la cabeza debajo del agua) despierta
A03: (sacudiéndose como perro) ya, suficiente, si entendí hueón
I04: (reclamándole) ¿Cómo que “hueón”? Soy su general, así que me trata como uno
A03: (lo frena en seco) ¿qué te pasa?
I04: menos mal que reaccionaste. Ya, nos vamos (suena el teléfono y hay un mensaje de Whatsapp), llegó Daniela, así que toma (le tira una toalla)
Antonio se seca, sale del departamento y baja al auto. Ignacio se atrasa un poco, revisa sus cosas, cierra con llave y baja atrás, se suben al auto, donde estaba Daniela, mascando chicle, al volante
D02: uff, (siente el olor a cerveza) estuvo bueno el carrete parece
I04: mi compadre se siente culpable, pero ahí se está reponiendo
D02: menos mal, porque borracho no nos sirve mucho
A03: ya, si ya estoy bien
Al final, Daniela sale rauda por las calles del centro de Santiago, mientras Ignacio y Antonio duermen a pata suelta, camino a la casa de Martín. Al llegar, Daniela les tira un cojín para despertarlos
D02: llegamos. No bajo a nadie.
I04: (irritado) comprendí el mensaje (le pega un codazo a Antonio) despierte soldado, (le grita al oído) ¡DESPIERTE!
D02: ¿soldado?
I04: es un chiste interno.
A03: (despertando, de mal humor) ¿qué pasó?
I04: llegamos, bájate.
Antonio camina con dificultad hacia la casa de Martín, mientras va escoltado por Ignacio. Al final, entran al living, y pasan directo a la oficina de reuniones. Allí, ya estaba Valentina y Daniela, listas en la mesa, comiendo galletas y conversando.
M01: (con una sonrisa en la cara) bienvenidos, por favor siéntanse, que tengo noticias (ve el estado etílico de Antonio) ¿qué te pasó?
A03: (le hace el quite al tema) nada, tuve una mala noche
M01 (siente el tufo) buuuu, hasta acá se sintió el olor. Ya, les tengo noticias
I04: ¿qué pasó Martín?
M01: primero explícame qué pasó con Antonio, ya que no llegó en buenas condiciones.
I04: quería borrarse un rato, tuvo un día bastante pesado, así que un par de cervezas y… eso.
M01: me tincaba. Ya, como les comenté, tengo novedades. Pero esto es como los chistes: una buena y una mala, ¿con cuál empiezo?
A03: (tomando agua, aún con dolor de cabeza) la mala, eso nos predispone para la buena.
M01: la mala: te descubrieron Antonio: el conductor del bus de Su Bus te echó al agua, pero no sabe qué hiciste con el bus. Eso sí, cuando descubrieron que la máquina estaba cargada, te quiere puro agradecer que le salvaste la vida. Pero, claro, habló, y eso nos complicó las cosas. Más encima, con tus primeros auxilios a Araneda, los otros funcionarios del terminal de Red Bus te reconocieron.
A03: (se preocupa) y eso, ¿qué significa?
M01: fácil: ahora eres el culpable de los atentados. Claro, no tienen cómo explicar el bus de Alsacia que se quemó, salvo que la Organización se encargó de publicitar en todos lados que trabajaste allí, para justificar tu culpa.
A03: (irónico) hermoso. Ahora soy un terrorista buscado en todo el país. Y de más que me encargaron al extranjero.
M01: no te preocupes, estarás a salvo. Y tu familia también, de eso nos encargamos nosotros. Y, con tu estatus actual, ya hace rato que estás encargado a todas las policías y a Facebook y a quién sea.
A03: (resignado) bueno, entonces, ¿cuál es la buena?
M01: (le vuelve la sonrisa a la cara) necesito que se sienten, porque esta noticia nos va a ayudar en nuestra búsqueda, porque, además, le reordena el naipe a la organización.
I04: pero cuéntanos, que me tenís metido hace rato
M01: ¿están listos?
A03: (irónico, imitando intro de Bob Esponja) ¡sí capitán, estamos listos!
M01: (molesto) ¿aún con el efecto del copete?
A03: (cambia de tema) dale con el dato (justo en eso, se mete una galleta en la boca)
M01: mis informantes me acaban de confirmar que el teniente Arturo Ramírez se arrancó de sus captores.
A03: (con la boca llena) ¿y eso, en qué afecta a Boca?
M01: (un poco irritado) es que no anda solo: lo habían capturado y juntado con alguien que, salvo tú, todos daban por muerto: tu amigo, asistente del metro, Rafael Manríquez (escucha ese nombre y Antonio se sorprende, atorándose con la galleta)
A03: cof, cof, cof… ¿QUÉ?
M01: sí, tu amigo está vivo. Y, al parecer anda junto con Ramírez. Se lograron escapar de sus captores, y andan dando vueltas por el desierto de Atacama. Lo que no sabemos bien es si andan con más gente, y para dónde se dirigen. Lo bueno es que Ramírez es de la zona, así que la conoce bien
I04: sí, aunque igual se vino chico a Santiago
M01: zorro viejo, es del norte, se lo conoce al revés y al derecho.
A03: (reaccionando recién) ¿pero es verdad que el Rafa está vivo?
M01: sí, y están vueltos locos, esto les cambia todos los planes
A03: ¿y por qué?
M01: tú sabes cómo son estos gallos: súper cuadrados. El problema es que el escape de Ramírez con Rafael les plantea el siguiente dilema: Ramírez se escapa, lo pueden elevar a la categoría de héroe, porque se liberó de los “terroristas” que lo secuestraron. Pero, por otro lado, van a tener que explicar por qué Rafael sigue vivo, si supuestamente lo habían matado. No tienen coartada.
A03: por lo menos con Rafael vivo, me siento más tranquilo.
M01: pero cuidado, van a utilizar tu pasado para hacerte mierda. Eres el ex cadete militar convertido en terrorista
A03: son orgullosos, no van a comentar “ese” detalle. No soportarían que uno de los suyos los “traicione”.
M01: …y los roles del “bueno y el malo” no están bien definidos. Nosotros seguimos siendo “los malos”, porque, claro, ellos tienen el control de todo. Nosotros sólo una teoría, que no tenemos como confirmar… hasta que Ramírez aparezca y hable.
A03: pero, con la verticalidad del mando, dudo que hable contra sus superiores.
M01: ¿los mismos que lo raptaron y lo escondieron? Sí, claro.

"Cualquierrelaciónconlarealidadessólocoincidenciaynorepresentaelpensamientodequienescribe"

sábado, 10 de octubre de 2015

1x11: Oportunidades

Ramírez estaba en una encrucijada: el mayor Ortega le dio 24 horas para sacarle la información a Rafael, sino, el trato en el encierro cambiaría radicalmente. El tema es que esa valiosa información ya está en su poder, pero, revelarla implicaría traicionar a su compañero de cautiverio. Y, dentro de su cárcel, igual contaba con ciertos privilegios, ya que la principal encargada de su custodia era su camarada de armas, la teniente Estefanía Pinto, quien tenía otra clase de intenciones con Ramírez. A esto, también se suma que la persona a la que están investigando fue compañero suyo en el Ejército, pero ese dato tampoco lo puede confesar a Rafael. Su gran problema es que tiene demasiada información sensible para todos, pero no puede hacerla pública, ya que eso implicaría enredar aún más las cosas.
Por ahora, sólo piensa en cómo salir de esta. Y, por lo mismo, no pudo conciliar el sueño durante la noche. Al final, a eso de las cuatro de la mañana, despierta a Rafael.
R07: (con modorra) ¿pasó algo malo?
Tte. Ramírez: (susurrando) no, pero va a pasar si no reaccionamos rápido
R07:  (tratando de enchufarse) ¿y qué idea tiene?
Tte. Ramírez: (susurrando) espero que Pinto se aparezca antes que Ortega, sino mi plan se va a la mierda
R07: (preocupado) ¿pero cuál es la idea?
Tte. Ramírez: (jugando con un frasquito) calentarle la sopa a Pinto y mandarla a dormir sin postre
R07: (le pone cara de pregunta) no entendí
Tte. Ramírez: (descolocado) no importa, por ahora, sólo debes hacerte el dormido cuando llegue ella y no reacciones, ante ninguna provocación.
R07: ¿y si no resulta? Escuché que el otro milico quería que me sacara información
Tte. Ramírez: podemos maquillar la verdad un poco, pero, da por hecho, que la idea de ellos es que no salgas ni vivo o entero de acá, así que mejor que empieces a rezar.
R07: (se asusta) ¿qué?
Tte. Ramírez: (intenta calmarlo) manga de engrupidos que se juran combatiendo al Estado Islámico y les gusta el papel del torturador. Es un hecho que te tendrán de juguete, hables o no. Por eso, confía en mí, y reza para que el plan funcione. Si no, eres hombre muerto.
Rafael queda paralizado, y empieza a rezar, por si acaso. Por su parte, Arturo se encontraba rellenando una jeringa con el frasquito que le robó al botiquín de primeros auxilios, listo para el momento. En eso, en medio de la noche, logra observar por las rendijas de la ventana, que una camioneta paraba afuera de la casucha, y la oficial que la manejaba, baja del vehículo
Tte. Ramírez: (susurrando) parece que sirvieron tus rezos, ahora hazte el dormido y no hagas nada, hasta que yo lo ordene
Ramírez y Rafael se hacen los dormidos, cuando en eso, la teniente Pinto ingresa al lugar
Tte. Pinto: (entrando sigilosa a la reja del cuarto) ¿Arturo? ¿Estás ahí?
Tte. Ramírez: (haciéndose el que recién despierta) ¿sí? ¿Estefanía?
Tte. Pinto: (al oído) sí, soy yo
Tte. Ramírez: ¿qué pasa? ¿por qué tan temprano?
Tte. Pinto: (algo asustada) mi mayor está furioso, parece que la operación Trío fracasó, así que va a venir a primera hora a pedirte la información.
Tte. Ramírez: (preocupado) ¿operación Trío?
Tte. Pinto: sí, era un plan para atrapar a los terroristas, pero estos lo descubrieron antes y falló. Más encima murió un conscripto en el intento. Por eso, si tienes algún dato de este payaso (indicando a Rafael), habla pronto.
Tte. Ramírez: (nervioso) aún no suelta nada, lo he molestado harto
Tte. Pinto: (un poco displicente) sí, vi tu “método para sacarle información” y ni un niño de kinder te pesca en serio. Por favor, hazlo, porque tu vida está en peligro
Tte. Ramírez: ¿por qué?
Tte. Pinto: porque mi mayor te va a utilizar de carnada, junto con este animal, para pillar a los terroristas.
Tte. Ramírez: (se preocupa) ¿tan peligrosa es la situación?
Tte. Pinto: por eso te vine a contar a esta hora, si quieres yo te ayudo a sacarle información.
Tte. Ramírez: (empieza a aplicar su plan) es que ya sé varias de las cosas que quiere averiguar mi mayor Ortega
Tte. Pinto: (sorprendida) ¿y? ¿por qué no hablaste antes?
Tte. Ramírez: (tranquilo) porque quería confirmar los datos, no vaya a ser que sean falsos y que pierdan tiempo buscando pistas inexistentes
Tte. Pinto: (empieza a acariciarlo) ¿qué es lo que sabes, Arturo?
Tte. Ramírez: (le sigue el juego, tomándole la otra mano) que esta persona no estaba ayudando al intruso del metro, sino que lo estaba siguiendo
Tte. Pinto: (sorprendida) ¿en serio?
Tte. Ramírez: sí, y, lo peor de todo, es que justo cuando lo iba a delatar, lo descubrieron y lo trajeron acá. No alcanzó a cachar nada
Tte. Pinto: ¿y la relación con Esparza?
Tte. Ramírez: fueron compañeros en el colegio parece, pero nada más
Tte. Pinto: dicen que fue Esparza el que se metió al metro, y este tipo se estaba comunicando con él
Tte. Ramírez: (haciéndose el leso) no tengo idea, eso fue lo que me dijo él, yo cumplo con transmitir esa información
Tte. Pinto: (lo sigue manoseando) así me gusta, pero por último sácale algún dato bueno, tú sabes que, con eso, mi mayor Ortega te va a dejar tranquilo, y (le mete la mano bajo los pantalones) quién sabe, si yo hablo, hasta te deje libre
Tte. Ramírez: (sorprendido por el gesto, siguiéndole el juego) ¿y qué tengo que hacer?
Tte. Pinto: (totalmente desatada) ya sabes (lo empuja al piso y se tira encima de él), lo que siempre quise hacer cuando éramos cadetes
Tte. Ramírez: (entregado, con voz calentona) ¿tantas ganas me tenías?
Tte. Pinto: (en llamas) siempre mi teniente, siempre
Tte. Ramírez: ¿y por qué nunca me dijiste nada en la Escuela?
Tte. Pinto: (imparable) porque siempre te vi cerca de la maraca de Zamora y nunca me pescaste
Tte. Ramírez: ¿la Andrea? Nunca pasó nada con ella, éramos amigos no más
Tte. Pinto: pero no te sacaba los ojos de encima, y no hablemos de weonas, vamos a lo nuestro
A continuación, Pinto queda sin la blusa de combate, sólo con sus sostenes, mientras Ramírez, qué ya estaba a torso desnudo, se quita el cinturón y lo lanza justo a la cara de Rafael, quién se había quedado dormido y con el golpe despierta repentinamente, y se da cuenta de la escena. En eso, ya Ramírez y Pinto estaban enredados uno en el otro, ella sacándose el resto del uniforme y completamente excitada, mientras Ramírez intentaba, con una mano, acariciarla y toquetear a su camarada, y con la otra, sacar la jeringa que tenía lista para la ocasión
R07: (susurrando) vamos hueón, vamos hueón
Tte. Pinto: dale, dale mi boina negra, me excitan los paracaídistas
Tte. Ramírez: a mí me gustan las minas buenas que hacen el papel de malas
Tte. Pinto: (gritando) ¡ME ENCANTA MI TENIENTEEEEEE!
En pleno clímax, Pinto empieza a bajarle los pantalones a Ramírez, a lo que él atina a tomar la jeringa con el líquido y se la entierra en el cuello. La teniente grita tan fuerte, que se confunde con orgasmo, y, acto seguido, cae dormida.
Tte. Ramírez: (sacudiendo a Rafael) ya hueón, despierta, nos vamos
R07: (se levanta rápido) ¿qué?
Tte. Ramírez: si no salimos ahora, no salimos nunca, así que levántate y nos vamos de esta mierda
Pinto cometió el error de dejar la puerta abierta, y, además, el conscripto que estaba de guardia, estaba durmiendo a pata suelta, lo que facilitó aún más el escape. En eso, Ramírez intrusea en los bolsillos de Pinto y le saca las llaves de la camioneta, además de algo de dinero que llevaba a mano.
R07: (cuando ve lo de la plata) pero eso es robo, mi teniente
Tte. Ramírez: no cuando lo haces en combate, y por salvar tu vida y a tu país. Se llama “recuperación”. Aparte Estefanía me debía varias, de cuando éramos cadetes.
En eso, ven hacia el horizonte, y se dan cuenta que está aclarando
Tte. Ramírez: ya, vamos
R07: ¿y el conscripto?
Tte. Ramírez: (se pone a pensar) tienes razón. Lo mismo que Pinto, la idea es hacerla pasar susto, no arriesgar su integridad física. Tengo una idea. Llevémonos a todos, pero no les va a salir tan barato, sobre todo a Estefanía. (Le pasa las llaves de la camioneta) Anda a despertar al recluta Vargas y me esperan en la camioneta, vamos a necesitar un cocinero. Yo me encargo de Pinto, que también vamos a necesitar una empleada.
Rafael toma el fusil de Vargas, que estaba tirado en el suelo, y parte a despertarlo, quien salta)
SO5: (intenta tomar su fusil del piso, sin éxito) ¿y qué hace usted afuera?
R07: (jugando con el arma) ¿quieres recuperar esto? (le muestra el fusil, y Vargas intenta tomarlo, siendo esquivado por Rafael), entonces, tienes que venir con nosotros.
SO5: (descolocado) pero-pero-pero…
R07: (sosteniendo con dificultad el arma, apuntando hacia el soldado) pero nada, muévete.
Vargas empieza a caminar, mientras es encañonado por Rafael, rumbo a la camioneta
En eso, Ramírez se pone a revisar el cuartucho, encuentra unos pedazos de tela, amordaza a Pinto, además de amarrarla de pies y manos. La toma como un saco de papas, y se la lleva al hombro, para dejarla sentada en el asiento del copiloto de la camioneta. Luego de dejarla sentada en la cabina, se devuelve a la casa y revisa si olvida algo. Toma la ropa tirada de Pinto y arranca.
Tte. Ramírez: es hora de irnos.
Ramírez enciende el motor, se encienden las luces de la camioneta, las que apaga para no despertar sospecha.
R07: (sentado junto con Vargas, se asusta) no vamos a ver nada, mi teniente
Tte. Ramírez: no te preocupes, soy del norte, conozco estos terrenos y podría andar con los ojos vendados acá.
R07: pero no va solo.
Tte. Ramírez: por lo mismo, si enciendo las luces, voy a llamar más la atención. Confía en mí
Al final, Ramírez hace andar el vehículo y se desplaza en destino desconocido. Avanzan en medio del desierto, corriendo contra el tiempo, antes que amanezca, para buscar un escondite seguro. Ramírez iba al volante, con Pinto completamente amordazada y dormida en el asiento del copiloto, mientras Rafael y el conscripto Vargas iban atrás, sin poder articular palabra, sólo del susto y la incertidumbre. Al moverse, y amanecer, lograron dar con una carretera.
R07: (temeroso) ¿dónde estamos?
Tte. Ramírez: (sacando cálculos mentalmente) si no estoy muy perdido, estamos en pleno Desierto de Atacama. Tengo un plan, pero hay que apurarse.
Ramírez maneja a toda velocidad por la carretera, tratando de ganarle al amanecer. Al final, con los primeros rayos de sol, visualizan un pequeño pueblo, en medio de un valle y un hoyo.
Allí, empieza a bajar la velocidad, y se detiene frente a una cabaña pequeña, pero muy acogedora. Ramírez se baja, dejándole las llaves a Rafael, quien aún tenía el fusil del conscripto Vargas en sus manos, y golpea la puerta.
Tte. Ramírez: (empieza a cantar en la puerta) CESOOOOO EL TRONAR DE CAÑOOOOONES
J09: (se emociona) ¿Arturo, hermano, eres tú?
Tte. Ramírez: ¿Joaquín?
Joaquín, de pelo largo, con camisa artesanal y pantalones de colores, abre la puerta y se encuentra con su hermano, muy erguido en la puerta, pero muy sucio, con los pantalones de combate completamente rotos y a torso desnudo. Ambos se abrazan, y quedan un buen rato así, hasta que Arturo reacciona.
Tte. Ramírez: Joaco, necesito tu ayuda
J09: (reaccionando) ¿Turo, tú no estabas corriendo el rally y te perdiste? ¿qué haces acá?
Tte. Ramírez: es una larga historia Joaco, pero ahora necesito tu cooperación (se corre de la puerta y le muestra la camioneta con los tres personajes adentro). Necesitamos escondernos un par de días
J09: (intenta mirar al interior de la camioneta) ¿y quiénes son ellos?
Tte. Ramírez: luego habrá tiempo de explicar con calma, pero necesitamos ponernos a salvo. Nadie tiene que saber que estamos acá.
J09: (pensando) ya, pasen, pasen, pero tú sabes que esto de las armas no me gusta
Tte. Ramírez: (calmándolo) no te preocupes, no harán nada. No dejaré que lo hagan.
Rafael se baja de la camioneta y se coloca el fusil en la espalda, al estilo guerrillero. El conscripto Vargas se baja solo, mientras Ramírez toma a Pinto, quien sigue profundamente dormida, y se la lleva al hombro, dejándola en un sillón de la casa, arropada con frazadas.
J09: me debes una muy buena explicación, querido hermano.
Tte. Ramírez: y te la voy a dar, sólo espera un poco.
Luego de eso, Ramírez sale, toma la camioneta, y la estaciona en un lugar cercano, pero poco visible, para evitar ser descubierto. Ahí vuelve a la casa, y cierra la puerta.
Por fin, después de un par de semanas, podrá dormir tranquilo, aunque no libre.
A unos kilómetros de ahí, Ortega se encontraba con la noticia que dos oficiales, un conscripto y un civil detenido habían desaparecido.
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Nota del autor: si a alguien se le ocurre un título mejor para este capítulo, sugiéralo en los comentarios.

viernes, 2 de octubre de 2015

1x10: Triste Espectáculo



Ramírez despertó con un rayo de sol en la cara. No se había dado cuenta, ya sea por el shock inicial, o porque estaba demasiado preocupado de escapar, del lugar en el que estaba. No era una celda como tal, sino que el cuarto de una casa abandonada en medio de la nada. Eso sí, este cuarto, en vez de puerta tenía una reja con candado en la entrada, y, además, sus ventanas se encontraban rotas, tapadas con palos viejos que impedían ver al exterior. Sentía mucho calor, demasiado calor, que prefirió sacarse la polera y quedar con el torso al aire. Por mientras, Rafael seguía durmiendo, con las magulladuras de las heridas sufridas la noche anterior, de parte de la teniente Pinto, al intentar sacarle información. Lo peor es que Ramírez ya sabe las cosas que quiere saber Pinto, y, por ende, su mayor Ortega. El problema que, a medida que se intentaba responder sus dudas internas, aparecían más y más preguntas, y no sabía por dónde empezar a conectar sus ideas. Estaba en eso, cuando se escucha un portazo y un grito.
Soldado conscripto 5 (SO5): ¡FIRME MI TENIENTE!
Tte. Pinto: ¡descansen! Necesito un reporte detallado, conscripto Vargas
SO5: firme mi teniente: sin novedad durante la noche. Mi teniente Ramírez y el prisionero siguen en la celda.
Tte. Pinto: ¿y cómo está el prisionero? ¿Habló o no?
SO5: no, mi teniente. Manríquez no ha querido abrir la boca
Tte. Pinto: (furiosa) usted es un inútil, Vargas. Bueno, si usted es pelao no más, le faltan siglos para llegar a ser un soldado que valga la pena. Necesito pasar a ver a Ramírez, creo que él hará mejor el trabajo que usted
SO5: (se corre) a su orden mi teniente
Vargas deja pasar a Pinto, quién se asoma por la reja del cuarto-celda donde están Ramírez y Rafael. Ahí, abre el candado, y pasa a saludar
Tte. Pinto: (con dulce voz) hola Arturito, ¿cómo amaneciste?
Tte. Ramírez: (siguiéndole el juego) bien Estefanía (estirando el cuerpo), un poco molido, pero bien.
Tte. Pinto: ¿comiste bien? ¿Estos inútiles te atendieron bien?
Tte. Ramírez: no me quejo, dentro de mi cautiverio, sí, estoy bien
Tte. Pinto: (indicando a Rafael, quién seguía durmiendo) ¿y esta plasta? ¿Molestó mucho?
Tte. Ramírez: no, se durmió rápido.
Tte. Pinto: (empieza a patear a Rafael, para que se despierte) ¡DESPIERTA BAGUAL! ¡DESPIERTA MIERDA, TE ESTÁN DICIENDO! (Rafael se despierta, pero sigue tirado en el piso, haciéndose el dormido para oír todo)
Tte. Ramírez: (intenta calmarla, tomándola de los hombros) oye, tranquila, déjalo descansar
Tte. Pinto: (intenta correrse) así hay que tratar a estos terroristas vendepatria, déjame con él
Tte. Ramírez: (la agarra de los brazos) tranquila mujer, hay formas y formas de tratar a esta gente. Si quieres yo me encargo
Tte. Pinto: (coqueta) ¿en serio? (le pasa los dedos por los sudados pectorales) ¿harías eso por mí?
Tte. Ramírez: (firme, como roca) sí, yo me encargo, tengo “métodos” para hacer hablar a la gente así. Déjame a cargo, y en un rato te lo tengo cantando más que aspirante a The Voice
Tte. Pinto: (subiendo su temperatura) uyyy, me encanta cuando habla así, mi Boina Negra
Tte. Ramírez: (aprovechando la situación) ¿quieres información? Yo te la consigo, pero necesito que pongas de tu parte también, Tefi.
Tte. Pinto: (casi vuelta loca cuando la llaman por su apodo) hace tiempo que no me llamaban Tefi. Con esto de estar destinada acá a San Pedro de Atacama (a Ramírez se le saltaban los ojos al oír esa información), había olvidado lo que era tener vida
Tte. Ramírez: (tomando el control de la situación) entonces Tefi, ¿me vas a ayudar?
Tte. Pinto: (totalmente entregada) obvio Arturo, pero necesito esa información.
Tte. Ramírez: entonces, yo me encargo. Por ahora, déjame sólo con la bazofia esta, en un par de horas, te informo novedades
Tte. Pinto: (tocándole la mejilla) me encanta cuando te pones así, en un par de horas más estaré de vuelta (sale por la puerta, le pone candado a la reja, pero casi como creyéndose princesa de Disney), nos vemos mi amor
Tte. Ramírez (incólume) hasta luego Pinto
Tte. Pinto: (vuelta loca total) grrrr
Pinto cierra la casa, empieza a gritonearle instrucciones al conscripto Vargas y sale rauda del lugar, a bordo de la Hummer institucional.
R07: (aguantando la risa) la tiene loca mi teniente
Tte. Ramírez: (muerto de la risa) Pinto ES loca. Ya, levántate, que tenemos cosas que hacer (empieza a mirar la celda, a sacar cuentas). Primero, ordenaremos este chiquero, no por ser una cárcel tiene que ser una mierda.
R07: (levantándose, aún adolorido) gracias por todo, Arturo
Tte. Ramírez: (calmándolo) me comprometí a ayudarte, y vamos a salir de esta mierda. Pero, para ello, necesito tu colaboración. Por ahora, sólo compórtate como el prisionero temeroso.
R07: cuenta con eso
Tte. Ramírez: (gritando al interior) ¡Conscripto Vargas, venga por favor!
SO5: (desde el otro cuarto) ¡A su orden, mi teniente! (se instala en la puerta de la celda, y queda en posición firme) ¿Qué necesita, mi teniente?
Tte. Ramírez: descanse soldado. Necesito que me diga qué tiene de comer en esta casa, porque, necesito hacer hablar a esta escoria (indicando a Rafael)
SO5: mi teniente, hay un balón de gas, y dejaron unos fideos y harta agua
Tte. Ramírez: (empieza a ganarse la confianza del conscripto) ¿y usted, le pega a la cocina, soldado?
SO5: (orgulloso) por supuesto, mi teniente. Cuando termine mi servicio militar, entraré a estudiar Gastronomía
Tte. Ramírez: entonces Vargas, encárguese de hacer el mejor plato de fideos de su vida, ya que, estos traidores, con el estómago lleno, abren la boca más fácil
SO5: (motivado) ¡A su orden, mi teniente!
Vargas parte a la cocina, pesca el paquete de fideos, un par de aliños que dejaron allí, unas zanahorias que habían guardadas y monta tres excelentes platos, uno para Ramírez, uno para Rafael, y otro para él. Se los lleva a la celda, y los pasa por debajo de ella
SO5: ¿cómo está, mi teniente?
Tte. Ramírez: (prueba una cucharada) muy bien, Vargas, lo felicito. ¿No ha pensado postular a Masterchef?
SO5: (humilde) son unos fideos no más, mi teniente. Gracias por los halagos
Tte. Ramírez: (poniéndole color) son los mejores fideos que he comido en mucho tiempo, muchas gracias. Veremos si al prisionero le gustan, se puede retirar si gusta
SO5: a su orden, mi teniente (sale rápido del lugar)
Tte. Ramírez: (gritando, como si estuviera humillando a Rafael, quién se come sus fideos con mucha lentitud) TRAGA, CONCHETUMADRE, TRAGA, QUE NO TENGO TODO EL DÍA PARA ATENDER ESCORIAS COMO TÚ, AGRADECE QUE EL PELAO ESTE SABE COCINAR, SINO TE TENDRÍA TRAGANDO TIERRA (empieza a pegarle patadas a un muro, para hacerlo sonar). ¡ENTIENDE MIERDA!
R07: (siguiendo el juego) a-a-a-a su o-o-o-orden mi te-te-te-teniente
Al final, el día pasó así: cada vez que Vargas se acercaba a la celda, Ramírez empezaba a gritonear e insultar a Rafael. Pero, cuando estaban solos, conversaban de la vida y de cómo saldrían de esta
R07: ¿oiga, y de dónde conoce a Antonio?
Tte. Ramírez: ¿a Esparza?
R07: usted dijo que lo conocía de algún lugar
Tte. Ramírez: (tratando de no parecer tan obvio) ah, lo escuché de mi mayor Ortega
R07: es que, él fue mi compañero en el colegio, por eso somos amigos
Tte. Ramírez: (interesado) ¿en serio? ¿y cómo era en el colegio?
R07: era mateo, pero como que no se juntaba con mucha gente. Era piola.
Tte. Ramírez: ¿piola?
R07: sí, como que hablaba cuando tenía que hablar. El resto del tiempo, prefería concentrarse en sus cosas
Tte. Ramírez: ¿Qué cosas?
R07: no sé, cosas. Decía que no sabía bien qué estudiar, que le gustaban muchas cosas, pero que en su familia no lo iban a aguantar, así que siempre estuvo buscando a qué dedicarse.
Tte. Ramírez: ¿y por eso entró a periodismo?
R07: no, si a esa carrera entró algo tarde. No, le llamaban la atención otras cosas, pero nunca supe si logró pasar por ahí o no
Tte. Ramírez: ¿cómo qué?
R07: no sé, huevadas raras que le llamaban la atención. Además, dimos la PSU, le fue bien, y ahí le perdí la pista. Logré dar con él por Facebook hace unos años, cuando entró a periodismo. Yo, me dediqué a estudiar ingeniería y por eso entré al Metro. Ahora estaba en el puesto de control.
Tte. Ramírez: y, desde que salieron del colegio hasta ese momento, ¿cuántos años pasaron?
R07: mmm, no sé, como dos años creo yo. Nadie sabe bien dónde anduvo en esa época, dicen que lo vieron en el Ejército, pero no cacho, como que nunca lo habríamos pensado de él.
Tte. Ramírez: (empieza a sacar cuentas) ¿y por qué se quiso meter al metro?
R07: ¿se acuerda del atentado que le conté? Ya, él estaba entrando a la estación cuando fue, y le llamó la atención. Como es intruso, además que le gusta tener las noticias primero, quería meterse. Además, parece que hace rato venía haciendo una investigación.
Tte. Ramírez: ¿investigación?
R07: sí, tenía una teoría rara, como que había un grupo de poder que quería controlar todo, hasta lo publicó en internet, pero, usted sabe, estas “conspiraciones” nadie sabe si son verdad o no. Demasiado Salfate parece.
Tte. Ramírez: (pensando) “conspiración”, mmm, raro igual. Bueno, yo mejor me dedicaré a dormir.
R07: (intrigado) ¿y usted? ¿no estaba corriendo un rally?
Tte. Ramírez: sí, pero me raptaron y acá estoy. No sé por qué, no sé quiénes ni para qué. Tampoco sé por qué estoy siendo resguardado por conscriptos, si soy oficial del Ejército. Y no sé por qué Pinto o mi mayor Ortega me tienen aún acá, encerrado.
R07: ¿no será porque usted también puede ser peligroso?
Tte. Ramírez: no creo, lo más seguro es que me estén protegiendo de algo.
R07: o ellos se estén protegiendo de algo, teniéndolo encerrado
Tte. Ramírez: eso quiero averiguar. Por eso, necesito tener a Pinto y al conscripto comiendo de mi mano. Trabajo psicológico le llaman.
En eso, sienten un motor y gritos.
Tte. Pinto: (en la puerta) ¡VARGAS! ¿DÓNDE TE METISTE, PELAO INÚTIL?
SO5: (corriendo a la puerta) ¡firme, mi teniente!
Tte. Pinto: (bajándose de la camioneta, acompañada por el mayor Ortega) traje visitas, mi mayor Ortega
SO5: (mira a Ortega y le rinde honores) ¡firme, mi mayor!
May. Ortega: necesito reportes de los prisioneros, conscripto (empieza a leer el parche con el apellido) Vergas, conscripto Vergas
SO5: (un poco molesto con el cambio de apellido) ¿permiso para hablar con usted mi mayor?
May. Ortega: no, necesito pasar a ver a Ramírez y al prisionero.
SO5: (intentando esconder su irritación) a su orden, mi mayor.
Ortega y Pinto ingresan a la casucha, y el mayor pasa directo al cuarto-celda donde estaban Ramírez y Rafael.
May. Ortega: (muy pausado, mirando en menos a Ramírez) ¿y usted, Ramírez, no me va a rendir honores?
Tte. Ramírez: (confundido, mientras mira a Pinto) perdón, mi mayor, no me di cuenta que era usted
May. Ortega: (muy serio) tiene que empezar a darse cuenta de las cosas, Ramírez. Vengo acá porque Pinto (se escucha de fondo “¡Firme, mi mayor!”) me informó que usted iba a sacarle la información al prisionero. ¿Es efectivo eso?
Tte. Ramírez: (más serio que Ortega) correcto mi mayor, yo me encargaré del detenido.
May. Ortega: (mirando la celda) porque, por lo que veo, el prisionero está en muy buenas condiciones. ¿Está seguro que puede hacer este trabajo, Ramírez?
Tte. Ramírez: (podrido con la actitud de Ortega) por supuesto mi mayor
May. Ortega: (le da instrucciones a Vargas), conscripto, traiga una silla por favor. Ya, Ramírez, quiero verlo.
SO5: (con la silla en la mano) aquí está su silla, mi mayor.
Ortega le recibe la silla, sin quitarle la vista a Ramírez
May. Ortega: ya, quiero verlo trabajar.
Tte. Ramírez: (le pega una patada en el vientre a Rafael) ¡DESPIERTA, VAGO DE MIERDA!
R07: (se para, muy adolorido) ¿sí, mi teniente?
Tte. Ramírez: (le guiña un ojo) bien, así me gusta, bagual. ¿Vas a hablar o te tengo que sacar las palabras a punta de patadas?
R07: ¡No sé nada, mi teniente!
Tte. Ramírez: (empieza a darle instrucciones, como si fuera otro recluta más) Tierra
R07: (aún no captando bien el juego) pero…
Tte. Ramírez: (molesto) ¡TIERRA TE DICEN!
R07: (se sorprende) ¿cómo?
Tte. Ramírez: (furioso) SI YO DIGO “TIERRA”, TE TIRAI AL PISO Y NO PREGUNTAI MÁS, ¿ENTENDIDO?
R07: (recién captando el concepto) entendido, mi teniente (se tira al piso, y Ramírez le pone un pie encima) ¿qué hago ahora?
Tte. Ramírez: ¿ahora te gusta hablar, conchetumadre?, empieza a hacer flexiones: uno arriba, dos abajo…
R07: ¿cuántas?
Tte. Ramírez: (molesto) NO TE HE DICHO QUE HABLES, ANIMAL. ¡UNO!
Con la poca fuerza que tiene, por las lesiones, intenta levantarse, lo que se dificulta aún más, al soportar el pie de Ramírez presionándolo.
Tte. Ramírez: ¿VAS A LEVANTARTE?
R07: (le tiemblan los brazos) estoy apenas mi teniente
Tte. Ramírez: ¡HABLA ENTONCES MIERDA!
May. Ortega: (se para de su silla e interrumpe el espectáculo) ya, suficiente (molesto). Espero que con aporreo de primer año de escuela logre algo, porque, si de aquí a mañana usted no obtiene la información, yo me encargaré personalmente de sacársela a esta mugre (hablando despectivamente hacia Rafael), y usted, será su compañero de castigo, ¿entendido, Ramírez?
Tte. Ramírez: (cabizbajo) a su orden, mi mayor.
May. Ortega: (gritonea a Pinto) ¡PINTO!
Tte. Pinto: (corre a atenderlo) ¿qué ocurre, mi mayor?
May. Ortega: (furioso) mira Pinto, si este soldadito de cartón (refiriéndose a Ramírez) no le saca información a Manríquez de aquí a mañana en la mañana, lo haré yo. Y a ti, te va a costar caro
Tte. Pinto: a su orden mi mayor
May. Ortega: (muy parco) hay que volver al cuartel, no hay muy buenas noticias desde Santiago.
Tte. Pinto: a su orden mi mayor (se asoma a la celda y amenaza con la mano), me las vas a pagar Ramírez.
Ramírez la queda mirando, mientras Ortega sale de la casucha. Se suben a la camioneta y parten del lugar, quedando nuevamente solos, con el conscripto Vargas.
R07: se fue en la media volá, teniente.
Tte. Ramírez: (le ofrece la mano para levantarse) teníamos que hacerle creer a Ortega que te estaba torturando. Y fue lo único que se me ocurrió.
R07: gracias de nuevo
Tte. Ramírez: gracias a ti también
R07: (sorprendido) ¿por qué?
Tte. Ramírez: por darme cuenta que escogí el camino correcto. Si no entraba al Ejército, quería ser actor. Menos mal que no, porque actuando soy excelente paracaidista.