Los días posteriores al
bombazo transcurrieron tal como se esperaba: se decretó Estado de Excepción
Constitucional, saliendo las Fuerzas Armadas a la calle. Se empezó a censurar a
los medios, a controlar el internet, volvió el toque de queda. Mágicamente
desaparecieron las fotos de Facebook, Instagram y Twitter del día del atentado.
Y sobre el secuestro del oficial nunca más se supo. Antonio logró conseguir un
chip de Claro con un vendedor ambulante y no perdió el contacto con Valentina.
Ella retomó los talleres teatrales en Cerro Navia, e intentaba volver su
vida a la normalidad. Sobre la
investigación, los días posteriores tenían acordonado el centro de Santiago,
para realizar los peritajes correspondientes. Pero por estas casualidades de la
vida, tenía un amigo que trabajaba en el área de monitoreo de Metro. Acordaron
reunirse en la casa de Antonio, le llevaría información relevante.
Antes que eso, se juntaría con
Valentina a tomar un helado, porque ella también tenía algo que contarle.
Partió a Cerro Navia a
buscarla a sus talleres, y en la micro de vuelta, ambos conversaban sobre lo
sucedido, y ella le entregó un dato fundamental.
V05: oye, uno de los niños del
taller es hijo de un aseador del Metro que estaba a esa hora en el andén, y
contaba cosas bien trágicas
A03: ¿pero al caballero no le
pasó nada?
V05: no, por suerte no. Aparte
del susto, nada más. Contaba que vio como, cuando el tren cambió de andén,
empezó a salir humo y explotó el último vagón.
A03: ¿el último vagón?
V05: sí, algo así. No le
pregunté mucho tampoco, no era la idea.
A03: (se le ocurre una idea)
oye, y… ¿sabes el nombre del niño?
V05: (extrañada con la
pregunta) no recuerdo bien… ¿y por qué tanto interés?
A03: (cambia de tema) no, por
nada
V05: ah, de veras que estudias
periodismo. ¿Estás pensando hacer un libro con la tragedia?
A03: algo así, pensaba… pero
más adelante seguramente.
Llegaron al centro, pasaron a
servirse algo a la carrera por ahí y luego se despidieron, pero antes…
A03: oye, me quedó dando
vueltas lo que me dijiste del niño
V05: si quieres, me acompañas
un día en el taller y puedes hablar con su mamá. Ahí, tal vez, consigues el
testimonio del papá
A03: ¿podrías hacerlo?
V05: mira, yo vuelvo a Cerro
Navia pasado mañana. Ahí, me acompañas, y conoces al niño y su familia.
A03: hagamos eso, te paso a
buscar y allá aprovecho de conversar con su familia.
Antonio dejó a Valentina en la
micro, y luego llamó a Martín.
A03: ¿Martín? Necesito
reunirme contigo urgente.
M01: ¿has conseguido información?
A03: algo, pero ya tengo
pensadas algunas cosas. Me reuniré con un viejo amigo que trabaja en Metro, él
conoce los protocolos de seguridad y todo. No he podido entrar al Metro a
revisar in situ cómo quedó la estación, pero ya se me ocurrirá algo.
M01: recuerda que estamos
contra el tiempo
A03: tengo otro antecedente:
la Vale me comentó que tiene un alumno en su taller teatral que es hijo de un
aseador del Metro, y que estaba en el minuto del ataque. Y ya hay algo raro en
su declaración.
M01: ¿qué cosa?
A03: habló de que salió mucho
humo y explotó el último vagón del tren, pero cuando este tren hizo cambio de
andén.
M01: ¿y?
A03: …en esa estación no hay
por qué hacer cambio de andén. Y menos aún, cuando hablamos de un tren con
falla que iba camino a Talleres.
M01: ya, hay que moverse
rápido con más información. Ya hay muchas partes de la historia que no cuadran y
tenemos que hacerlas calzar.
A03: más rato te llamo, me voy
a juntar con mi amigo.
M01: ok, nos vemos (corta)
Antonio llega a su casa y llama
por teléfono
A03: ¿aló?
Rafael (R07): buena Toño,
¿cómo estai?
A03: bien poh Rafa, oye, ¿nos
vamos a juntar?
R07: voy para tu casa ahora,
te llevo unas chelitas y unas cositas extra
A03: dale, acá te espero.
A los 10 minutos, aparece
Rafael por la puerta, con una bolsa de supermercado, la que deja tirada en un
sillón.
A03: hoooola, ¡adelante!
R07: ¿cómo estás? ¡Tanto
tiempo!
A03: si poh, ¿qué ha sido de
tu vida? ¿sigues trabajando en el Metro?
R07: (se tira al sillón)
déjame descansar primero, sí, estoy allí, y estos días ha sido una locura, con
lo del atentado
A03: ¿y se sabe cuándo
reabrirán las líneas?
R07: las líneas 2, 4, 4A. y 5
van a funcionar esta semana, pero la Línea 1 le queda para rato.
A03: ¿les han comentado qué
pasó?
R07: ¿la verdad? Hasta con
nosotros han sido súper cerrados. Con decirte que no han dejado que el personal
de planta de la empresa se acerque mucho, salvo a ciertos funcionarios.
A03: ¿y tú, pudiste entrar o
no?
R07: sólo el primer día, a
revisar los rieles y el tren siniestrado. Luego, ni nosotros podemos pasar. Lo
más cerca que nos dejan llegar es a la estación La Moneda.
A03: ¿y tienen alguna teoría?
Falla, atentado, error humano, ¿algo?
R07: claramente es un
atentado. Además, hay harta cosa rara alrededor: un tren prácticamente nuevo
que falla, es evacuado en Baquedano, llega a Universidad de Chile y cambia de
andén. Ese cambio de andén se utiliza sólo en emergencias que ocurren allá
mismo, pero no se justifica en un convoy camino a los talleres de Neptuno. Ni
en el Centro de Monitoreo saben qué pasó.
A03: oye (escuchando
atentamente), ¿y hay alguna posibilidad de entrar “a la mala” allá?
R07: difícil, porque lo están
escoltando con militares y todo. Están ocultando algo. Pero igual se podría
vulnerar, con algo de ingenio y un buen plan. Yo también me quiero meter allá,
para sacar fotos. Además, los trabajadores del Metro igual están bien
preocupados, porque nos afecta como imagen corporativa.
A03: sí, la credibilidad de la
empresa se ha ido al suelo con tanta falla junta.
R07: echaron mucha gente,
llegó mucha gente nueva y harto trabajador de empresa externa. Y tienen la
cagada. Nadie fiscaliza, hacen la pega a medias, un desastre. Y ahora, esto.
Hay que limpiar la imagen de los funcionarios.
A03: se me ocurrió una idea:
¿y si nos infiltramos como sea en el lugar? Yo conozco alguien que nos puede
ayudar con el tema disfraces…
R07: ¿estilo agentes secretos?
¿Te creís James Bond? ¿O Hue-Bond?
A03: no, tipo “En Su Propia
Trampa”: nos disfrazamos, obtenemos la información que queremos y salimos.
R07: mmm, tengo un conocido
que trabaja en la empresa externa. Él nos puede conseguir la forma de llegar,
por lo menos hasta la interestación entre la Chile y Santa Lucía.
A03: habla con él y
coordinemos. Vamos a entrar lo antes posible.
El resto de la noche
transcurrió entre cervezas, conversación sobre mujeres, cervezas, conversación
sobre el trabajo y más cervezas. Al final, y por el tema del toque de queda,
Rafael se quedó dormido en el sillón hasta el día siguiente, donde se fue
directo desde la casa de Antonio hacia su trabajo, en las oficinas centrales
del Metro.
Antonio, luego de esto, llamó
a Martín pidiéndole que fuera urgente a visitarlo a su casa, a lo que el
informático accedió. Antonio le comentó lo que averiguó con Rafa y le explicó,
en resumen, su plan.
M01: ¡Perfecto Antonio!...
pero, ¿cómo pretendes burlar la vigilancia militar en el Metro? Tienen fusiles,
entrenamiento en combate. Y tú, sólo eres estudiante de periodismo. Ni siquiera
hiciste el servicio militar…
A03: algo se nos ocurrirá.
Además, tengo experiencia arrancando de las lacrimógenas en protestas y
arrastrándome en espacios minúsculos evitando controles policiales. Y no les
temo a los fusiles. Menos en un túnel sin luz.
M01: mucho cuidado Antonio, si
tienes éxito en esta misión, vamos a tener gran parte del trabajo hecho. Por
otro lado, ¿hablaste con Valentina por lo del hijo del aseador?
A03: sí, mañana la acompañaré
a su taller y conversaré con su familia. Ellos deben saber algunos secretos del
funcionamiento del Metro que no conocemos, y que complementan nuestra historia.
M01: por mi parte, sigo
recopilando antecedentes. Estoy a punto de conseguirme imágenes claves. También
me están juntando las fotos de redes sociales, y todas coinciden en que entró
un tren vacío por el andén equivocado. Ahora hay que conectar todo y armar el
hilo completo.
A03: yo conseguiré parte de la
información que falta. Una consulta, ¿puedo contarle a Valentina la historia
completa?
M01: aún no, igual he
investigado su vida y, hasta ahora, no he encontrado nada que la ligue a ella o
su familia a la Organización. Pero no es el momento. Igual su conocimiento en
actuación nos puede servir mucho a la hora de armar misiones, ya que dudo que
esta sea la única que necesitemos.
A03: ¿quieres tomar algo?
Tengo jugo.
M01: no, gracias, me tengo que
ir, estoy esperando algunas llamadas importantes.
A03: te llamo cualquier cosa
M01: listo, nos vemos
Rafael con Antonio se juntaron
al día siguiente, para armar el plan para infiltrarse en el túnel.
R07: (saca una carpeta llena
de planos y listas de tareas) mira, tengo todos los horarios del mantenimiento
y aseo de las vías. Y hay un bloque horario donde es mucha la gente que
ingresa, a pesar de que el sector afectado sigue aislado, con control militar.
A03: ¿y qué hacemos en ese
caso?
R07: yo me encargo, me toca
turno de noche en la Central de Monitoreo, así que yo te puedo dar
instrucciones mediante códigos, y puedo sacar a los milicos un rato desde su
guardia, ya que hay sólo un conscripto por reja de ventilación, pero nada más. Es
bastante fácil entrar, más de lo que se creía.
A03: ¿y por qué tan poca
vigilancia?
R07: deben creer que nadie
intentaría meterse al Metro. Aparte, ya antes de todo la empresa era súper
hermética en procedimientos e historias. Con decirte que se espantaron cuando
se hicieron públicos parte de los códigos de comunicación internos.
A03: algo sabía, por eso
manejan tan discretamente lo de los intentos de suicidio y las fallas.
R07: parece que, los que
hicieron esto, se están aprovechando del secretismo que reina en la empresa y de
la alta tasa de fallas de este último tiempo.
A03: entonces, ¿cuál es tu
idea?
R07: te traje esto (saca de su
bolsillo una credencial), te permite full acceso a una estación. Actualmente,
el paso sólo está cerrado en Universidad de Chile, pero para eso, podemos
entretener a los conscriptos un rato y te despejo el camino. (Abre su mochila y
le pasa una bolsa con ropa) Este es el uniforme de los aseadores, llegas
vestido y yo te doy la autorización para ingresar a los andenes.
En eso, Antonio recibe un
llamado de Martín
M01: oye, ¿y cuándo entras?
A03: hoy en la noche, ya me
puse de acuerdo con el Rafa, que va a estar trabajando en la central de Monitoreo.
M01: eso mismo te iba a decir,
yo también te voy a ir haciendo un seguimiento. Ya logré hackear las cámaras y
estoy viendo todo, (con fascinación) esto del Metro es un reality. Una
pregunta, ¿tienes auriculares con bluetooth?
A03: sí, ¿por qué?
M01: para mantener contacto
contigo en todo momento, seré tus ojos en la superficie.
A03: oye, pero adentro no hay
señal de celular
R07: (escucha esta frase) en
el túnel sigue funcionando la red de celulares. No me preguntes cómo ni por
qué, pero funcionan y bastante bien.
M01: (escuchando esa
acotación) y lo mejor de todo: no están intervenidas. Como no hay nadie que
pudiese usar esa antena, la del metro de la Chile, no se les ocurrió pincharla
para grabar conversaciones.
A03: entonces, estaremos en
permanente contacto.
M01: y dile a tu amigo Rafael
que también me estaré comunicando con él. Ya hablé con un colega suyo en la
central, y tengo habilitada la línea telefónica directa, para que, ante
cualquier cosa, te informemos de inmediato.
Antonio partió con Rafael
rumbo a estación Los Héroes. Ambos ingresaron por una puerta especial,
exclusiva para acceso de funcionarios. Ahí, ambos se encerraron en una oficina
técnica, en el andén con dirección a Los Dominicos, a repasar el plan.
A03: ya Rafa, entonces, ¿cómo
lo hacemos?
R07: mira, yo me voy corriendo
ahora a la central de monitoreo. Apenas esté instalado en mi posición, te daré
la orden para ingresar al túnel vía Whatsapp. Por mientras, intenta pasar
desapercibido, dedícate a barrer los pasillos, y espera mi señal.
A03: entendido.
Antes de salir de la oficina,
recibe un llamado de Martín
M01: oye, necesito pedirte
otro favor, ¿vas preparado?
A03: sí, voy con una GoPro que
me conseguí para poder fotografiar y grabar todo lo que sea necesario.
M01: mira, necesito que te
consigas una bolsa tipo Ziploc y saques algún resto del vagón afectado, algo
quemado, algo que sea de la zona de detonación. Queremos averiguar qué tipo de
explosivo se utilizó en el atentado, porque tenemos una teoría, pero nos
tenemos que asegurar con alguna prueba contundente.
A03: ¿y tienen como analizar
esas cosas?
M01: pronto conocerás a parte
del equipo, y sí, acá tenemos como. Atento a las instrucciones. ¿Y dónde estás
ahora?
A03: en una oficina del metro
Los Héroes, esperando que Rafael tome su puesto en la central de monitoreo. De
ahí me va a mandar un Whatsapp avisándome cuándo es seguro entrar.
M01: listo, apenas llegue ese
mensaje, me llamas y empezamos la operación Paparazzi
A03: (se ríe) el nombre
ordinario eso sí
M01: (también lo toma para el
chiste) en todo caso, pero no es mi trabajo buscar nombres creativos.
A03: oye, te tengo que cortar,
voy a barrer la estación
M01: sácame toda la basura que
encuentres.
A03: para eso estamos.
Antonio y Rafael salen de la
oficina. Rafael sale corriendo al exterior para intentar llegar a la central,
mientras Antonio se dedica a trapear el andén, cercano al punto de combinación
con la Línea 2, y por ende, del túnel hacia La Moneda.
A su alrededor, todo anda más
vacío que de costumbre. Con el toque de queda impuesto por la autoridad, la
gente debe estar en su casa, a más tardar, a las 23:00. Por esto, el metro
estaba cerrando a las 21:30. Y ya eran las 21:00.
Intenta pasar desapercibido trapeando
el piso, una y otra vez, de lado a lado en un área de no más de 3 metros
cuadrados. Estaba en eso, cuando, desde un vagón, ve llegar un grupo de
soldados, en formación casi perfecta. Eran 12, comandados por un teniente. En
eso, se va a un rincón y empieza a escuchar las instrucciones. Les ordenaron
entrar al túnel apenas se vaya el último tren, y que hagan vigilancia en grupos
de a 3 en cada rejilla de ventilación. Alcanzó a oír de que habían rumores de
que querían ingresar a la “Zona Cero” para intentar borrar huellas del
atentado, y que su trabajo era proteger el sitio del suceso. Incluso, lo que le
asustó más, fue que les dieron la orden de disparar a matar si veían algún
intruso. Se le aceleró el corazón a mil por hora, y no sabía qué hacer. En eso,
suena el celular, llamando la atención de uno de los conscriptos de la
formación. Antonio intenta hacerse el leso, y se va a un rincón a revisar. Era
el mensaje de Rafael.
R07: (vía mensaje de texto)
adelante.
A Antonio le bajó el temor. La
amenaza de “disparar a matar” de parte del comandante del pelotón de
conscriptos le hizo dudar de llevar a cabo su plan. Ante esto, se escondió en
un rincón y llamó a Martín.
A03: ¿aló, Martín?
M01: ¿qué pasa? Ya hablé con
Rafael y me dijo que te había dado el pase para entrar
A03: tenemos un problema:
alguien sabe que queremos entrar.
M01: ¡mierda!, ¿y cómo
supiste?
A03: acaba de llegar a Los
Héroes un grupo de conscriptos comandados por un teniente, y él les dio la
orden de disparar a morir si veían algún intruso en los túneles, porque tenía
información de que se querían meter a alterar la zona, y posibles evidencias,
del atentado.
M01: nos pincharon las líneas
entonces. Mierda, ¿qué hacemos ahora?
A03: eso es lo que quiero
saber, por eso te llamo, ¿alguna idea?
M01: hay que sacar a los
milicos de ahí, ¿pero cómo?
A03: (se le ocurre una idea)
tú dijiste que hay más gente involucrada ayudando, ¿cierto?
M01: sí, ¿por?
A03: se me ocurrió algo, es
bien riesgoso en estas condiciones, pero creo que es lo único que podemos hacer
M01: cuéntame
A03: cuando hay protestas en
el centro, siempre en el metro piden cerrar ventanas porque se cuela el gas
lacrimógeno por las rejillas de ventilación, y si los guardias están instalados
justo abajo… podríamos distraerlos haciéndolos toser hasta el cansancio
M01: es un riesgo igual
grande, piensa que el toque de queda empieza en 10 minutos más, y con militares
en la calle, es complicado hacer revuelta social.
A03: yo creo que hasta con un
petardo de estadio los podemos tener entretenidos un rato.
M01: déjame llamar a un
contacto. Tengo un amigo que es fanático del fútbol y es experto metiendo
bombas de humo al estadio. Se pasea al plan Estadio Seguro como él solo.
A03: ¿alcanzamos por la hora?
M01: dame cinco minutos y te
aviso
A03: ok, te vuelvo a llamar.
Martín toma su agenda de
contactos y llama a un ex compañero del colegio, actualmente profesor de
educación física, que fue su partner en los años de enseñanza media. Uno era el
“cerebrito”, el otro el “cabecita de músculo”, pero se complementaron bastante
bien.
M01: ¿aló, Ignacio?
Ignacio (I04): ¡hola! ¿cómo
estás?
M01: oye, bien corto, ¿te
acuerdas del proyecto que te hablé la otra vez?
I04: ah, sí, claro, ese que
dijiste que me ibas a invitar a participar cuando se pudiera.
M01: sí, ese mismo. Bueno, ese
“cuando se pudiera” es ahora.
I04: (se preocupa) ¿sí?, ¿y
por qué tanto apuro?
M01: necesito tu asesoría
“técnica” como barrabrava y campeón de pasearse al “Estadio Seguro”
I04: ¿sí? Pero ahora, como
están las cosas, con lo del Estado de Sitio, la cosa está complicada.
M01: mmm, lo tengo claro, pero
sólo necesito hacerte unas consultas
I04: (demostrando curiosidad)
cuéntame
M01: ¿tú sabes cómo funcionan
las bombas de humo?
I04: (más interesado aún, con
un tono de malicia) ¿tienes ganas de hincharle las weas a estos milicos?
M01: (captando la idea) no,
bueno, o sea, sí, pero no como tú crees
I04: cuenta, cuenta, cuenta
M01: necesito armar alboroto
en el centro de Santiago, sólo para probar una teoría que tengo con todo esto
del toque de queda
I04: ya, yo estoy en mi casa
sí, y las “municiones” las tiene un amigo
M01: (eso no estaba en sus
planes) mmm, lo necesito como “ahora YA!”
I04: (interesado en ayudar)
cuéntame, ¿qué pretendes hacer?
M01: (planea algo rápido)
necesito bombas de humo, petardos, y si es posible, polvo de extintor
I04: lo de los petardos es
fácil, los tengo acá. El polvo de extintor se lo podemos robar a alguna micro,
con un extintor alcanza. Lo de las bombas de humo es más complicado, porque no
manejo acá en la casa.
M01: ok, ¿sigues viviendo en
Barrio República?
I04: sí, al lado del metro
M01: (se le enciende la
ampolleta) justo lo que necesitaba: necesito que intentes armar alboroto en la
reja de ventilación del Metro Los Héroes, casi al frente de la Plaza Los Héroes
I04: ¿Línea 1 o Línea 2?
M01: Línea 1.
I04: ¿algo en especial?
M01: mucho polvo químico.
Demasiado polvo químico. Necesito que dejes blanco el bandejón central de la
Alameda.
I04: deja llamar a mis
hermanos de la barra de acá del Centro, ¿en cuánto rato necesitas?
M01: lo antes posible. Ojalá
antes que termine el toque de queda, no los quiero arriesgar.
I04: dale, eso haremos. Unos
minutos y listo
M01: por favor.
I04: (entusiasmado) gracias
por acordarte.
M01: y, apenas puedas, te
pones en contacto conmigo
I04: chao, te aviso. (corta)
Martín llama a Antonio y le
resume el plan
M01: apenas veas humo saliendo
de las rejillas de ventilación, te pones un pañuelo en la cara y corres por el
túnel, ¿entendido?
A03: entendido, ¿y qué mierda
hiciste?
M01: (jactándose) mi abuelo
decía “tener buenos amigos es mejor que tener plata en el banco”. Un par de
llamadas y listo. Esperemos que resulte.
Pasaban los minutos y Antonio
empezaba a impacientarse. Ya quedaban sólo 10 minutos antes del toque de queda
y veía como los soldados daban vueltas de lado a lado de la boca del túnel,
como gato enjaulado. Cuando ya se estaba aburriendo, y a punto de pescar el
teléfono, escucha el sonido de pequeñas explosiones, como muchos globos
reventando.
Soldado 1: (a su camarada, a
la derecha) oye, mira p’arriba, ¿qué onda, se adelantó el próximo Año Nuevo?
Soldado 2: (mira arriba) no,
no pasa nada.
Se sienten cómo los petardos
explotan uno a uno, casi como si fuera un show de la Torre Entel.
Soldado 1: ¡pero mira weón,
están tirando fuegos artificiales!
Soldado 2: (se sorprende)
¡oooooh, tenís razón!
En eso, cuando otro grupo de
soldados se acerca a los que comentaban el tema de los petardos, se escucha un
fuerte estruendo. Acto seguido, ingresa un tren a la estación Los Héroes, el
que, al frenar, hace chillar los neumáticos provocando humo. Con esta maniobra,
realizada vía control automático por Rafael desde la central, distrae a los
centinelas un rato. Al intentar acercarse al tren, desde la superficie empieza
a caer un tóxico polvo blanco, dejando a los soldados como verdaderos berlines
con azúcar flor. Y un ataque de tos digno de un enfermo de tuberculosis.
Antonio observa la escena y,
en eso, recibe un mensaje de Martín: ¡AHORA!. En eso, logra saltar la barrera
que bloquea el paso desde el andén al túnel, movimiento que es notado por uno
de los conscriptos, pero, en medio del desorden entre el polvo químico y el
humo que dejó el neumático del tren, nadie sabe dónde se va. Producto de la
adrenalina, Antonio corre, corre y corre. Sin mirar hacia atrás.
M01: (hablando con Rafael vía
Whatsapp) bien, pudo pasar, bien
R07: sí, estuvo bueno el haber
metido un tren a la estación y activarle en forma remota el freno de emergencia
M01: eso, y la talla de las
bombas de humo nos dio tiempo para ingresar a la “Zona Cero”
R07: fue un riesgo, pero ya
está adentro. Ahora, deja aislar las cámaras de La Moneda y Universidad de
Chile, para que sólo nosotros sepamos dónde está.
Con la excitación del momento,
Antonio sigue corriendo sin parar, sin fijarse donde está. Cuando logra notar
su ubicación, casi choca de frente con lo que andaba buscando: el tren
siniestrado por el atentado.
El panorama era desolador:
fierros retorcidos, olor a quemado pegado en el ambiente. Se le venía a la
mente la imagen traumática de gente corriendo, ensangrentada, y el humo por
todos lados, cuando logró salir con Valentina de la estación sin un rasguño. Se
sintió agradecido, y al mismo tiempo, un imbécil, por ponerse en riesgo en esta
situación, la que sorteó de forma bien infantil. Tomó su GoPro, se la puso en
la cabeza, y empezó a grabar todo a su alrededor: los focos trizados, los
asientos derretidos, los destrozos provocados por la bomba al interior. Tuvo un
problema eso sí: no podía sacar fotos sin flash debido a la falta de luz, porque
el flash delataría su posición, a lo que Martín, vía Whatsapp, le mandó una
aplicación para celulares que permitía tomar imágenes vía visión nocturna, para
tener una idea de lo sucedido. Estaba en eso, revisando detalles del lugar,
mirando cada cosa, cuando recordó el encargo de Martín: retirar algún trozo de
material dañado, para realizarle análisis de laboratorio que permitan descubrir
ciertas pistas. Miró bien, y encontró lo que buscaba: un pedazo del extintor
utilizado como bomba. Ahí, debajo de un asiento, estaba el trozo de metal
semiderretido, chamuscado por los bordes, que podría serle de gran utilidad. Tomó
una bolsa plástica que tenía en su bolsillo, y con ella, usándola de guante,
recogió la pieza, la echó a una bolsa Ziploc que sacó desde el gabinete de aseo
de Los Héroes. Estaba en eso, grabando detalles por detalles, cuando suena su
audífono bluetooth con un mensaje que lo dejó helado.
R07: (vía Whatsapp) CAGAMOS.
SALE DE AHÍ AHORA.
En eso, empieza a escuchar
tiros de guerra de fondo.
A03: ¡MIERDA!
M01: (le habla por el
audífono) ¡nos descubrieron! ¡Tienes que salir de ahí como sea!
A03: ¿cómo mierda lo hago?
M01: (empieza a mirar
monitores, y de a poco se los empiezan a desconectar) rápido, sale hacia la
superficie, por la misma estación
A03: (muy agitado) ¿por qué
salida?
R07: (le manda otro Whatsapp)
ARTURO PRAT
A03: (corriendo por el andén,
hasta el final) oye, Rafael me manda un mensaje que salga por Arturo Prat
M01: ¡no tengo acceso a las
cámaras, me cortaron la señal!
A03: (sube la escalera, al
nivel de las boleterías) algo debe haber en esa salida
M01: mira, lo que alcancé a
ver antes que se cayeran las cámaras: el acceso a Matías Cousiño, donde está la
galería comercial, quedó abierto. Sale hacia la galería, hacia la galería.
A03: ¡entendido!
Antonio sigue corriendo, llegó
al último nivel. No sabía si hacer caso a la indicación de Rafael, o a la
indicación de Martín. Se preguntaba: si Martín anunció que se quedó sin señal,
¿por qué Rafael le dijo por qué salida escapar?. Empezó a temer lo peor.
Alguien estaba mintiendo. Al final, y con sangre fría, arrancó hacia Matías
Cousiño, se pasó a la galería comercial, y logró subir a nivel de calle. El
problema: la galería estaba cerrada. O sea, podía recorrerla entera, pero sin
salir de ella.
A03: (susurrando, pero muy
cansado) ¿Martín? ¿Martín, estás ahí?
M01: (preocupado) ¿dónde
estás?
A03: (aún agitado) en la
galería Santiago Centro, donde estaba antes el Banco del Desarrollo.
M01: (respira aliviado) por lo
menos no estás en el Metro. Oye, de ahí te tengo noticias. Y no son nada
buenas. Por ahora, debes intentar ponerte a salvo. Ya son las 12 de la noche.
A03: ¿recién las 12? Pensé que
ya estaba a punto de salir el sol
M01: olvídalo. El problema es
que, si te ven recorriendo por ahí, con el toque de queda, serías hombre
muerto. Por mientras, lo único que se me ocurre es que te quedes en la galería
dando vueltas, intentando pasar la noche. Y apenas la abran temprano, te vienes
a la Oficina. ¿Conseguiste lo que te pedí?
A03: (se revisa los bolsillos
y encuentra la bolsa con los restos de plástico) sí, acá están. Con las fotos
tenemos problemas: salieron como el hoyo.
M01: ¿pero grabaste con la
GoPro?
A03: sí, acá la tengo (se toca
la frente para ver si tenía la cámara). Me había olvidado apagarla (la apaga)
M01: listo, tenemos lo que
necesitamos por ahora. Intenta esconderte en algún lugar de la galería para
pasar la noche. A primera hora espero tu llamada. (corta)
Antonio se sentía como el
protagonista de “Una noche en el museo”, recorría las galerías, los cafés con
piernas “y algo más” del subterráneo, las tiendas de ropa, etc. Al final,
debajo de una escalera en el segundo piso, cercano a oficinas del Banco
Scotiabank, se instaló a esperar. Al final, los ojos se le cerraban solos.
A las seis de la mañana del
día siguiente, una trabajadora del aseo del lugar le movió el hombro y lo
despertó. Antonio toma el teléfono y llama a Martín, él no le contesta el
teléfono. A los minutos, recibe un mensaje de texto que lo deja helado: “Rafael
está muerto”.
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